lunes, 14 de junio de 2010

Esencia

De sobra sé lo que a mi perrita le gusta impregnarse con mi olor. Con el olor de mi sexo. Dice que le vuelve loca, horas después de haberle restregado por la cara mi polla húmeda por su saliva, seguir sintiendo mi olor a su alrededor.

Hoy, en el trabajo, he querido hacerle un modesto regalo. Me he colocado detrás de ella, me he metido silenciosamente la mano por debajo del pantalón y los calzoncillos, y la he impregnado con el olor de mi sexo.

He sacado mi mano y se la he dado a oler. Inmediatamente, ella ha cerrado los ojos, ha dejado lo que estaba haciendo y, silenciosa y tranquilamente, se ha dedicado a olfatear mis dedos y a lamerlos suavemente.

Más tarde, en un sms, me ha escrito cómo le gustaba que la marcara con mi esencia.

Otro día tengo que hablaros de la esencia de mi perrita.

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